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Para Chloe, la relación con su madre Diane es compleja y opresiva. Diane, motivada por un amor intenso pero asfixiante hacia su hija, ha mantenido a Chloe en completo aislamiento debido a una enfermedad crónica que la aqueja. Este aislamiento ha resultado en un control absoluto sobre cada aspecto de la vida de Chloe, limitando severamente sus interacciones sociales y su autonomía. Aunque inicialmente puede haber sido por preocupación genuina por la salud de Chloe, esta protección se ha transformado en una barrera emocional y física que Chloe encuentra difícil de sobrellevar. La relación entre Chloe y Diane es paradójica: mientras Diane intenta proteger a Chloe del mundo exterior, el efecto resultante ha sido un entorno sofocante y restrictivo. La vida de Chloe está dominada por las decisiones y restricciones impuestas por su madre, lo cual ha afectado profundamente su desarrollo personal y emocional. Este control excesivo no solo ha impactado negativamente en la autonomía de Chloe, sino que también ha generado un conflicto interno en ella, deseando independencia pero sintiéndose atrapada por las limitaciones impuestas. La dinámica entre madre e hija revela una tensión constante, donde el amor materno se manifiesta de manera distorsionada en forma de control absoluto. Diane, aunque puede tener buenas intenciones, no ha encontrado un equilibrio entre proteger a su hija y permitirle crecer y desarrollarse como individuo. Esta falta de equilibrio ha resultado en un ambiente familiar cargado de tensión emocional y frustración para Chloe.