Por mis pistolas

Fidencio Barrenillo, un boticario de una pequeña aldea en la frontera norte de México, descubre un antiguo título de propiedad sobre una mina en Arizona y decide reclamar lo que considera su derecho. En su viaje para reclamar la mina, se encuentra con una serie de desafíos, comenzando por la estricta vigilancia en la frontera, donde un guardia fronterizo, excesivamente riguroso en el cumplimiento de su deber, le complica el paso. La travesía de Fidencio se torna aún más peligrosa cuando es capturado por una tribu de Apaches. La situación parece desesperada cuando está a punto de ser quemado vivo, pero un giro inesperado salva su vida. El Gran Jefe de la tribu, aquejado de un dolor de muelas insoportable, se entera de que Fidencio es un boticario capacitado en medicina. Viendo una oportunidad para aliviar su sufrimiento, el Gran Jefe solicita la ayuda de Fidencio. Fidencio, utilizando sus conocimientos y habilidades, logra curar al Gran Jefe del dolor de muelas. La gratitud del líder tribal es profunda, y en reconocimiento a la habilidad de Fidencio y a su contribución a la salud del jefe, se le concede la libertad y se le ofrece una amistad eterna. Este acto de bondad y reconocimiento transforma la situación de Fidencio, proporcionando una sorprendente y valiosa alianza con la tribu apache. Con el apoyo del Gran Jefe y de la tribu, Fidencio reanuda su viaje hacia Arizona con renovada confianza y seguridad. La amistad con la tribu apache no solo le asegura una protección adicional sino que también le proporciona una ventaja crucial en su empeño por reclamar la mina. La historia destaca la resiliencia de Fidencio y cómo su habilidad para sanar cambia el curso de su