
En la Italia del siglo XIV, durante el devastador brote de peste bubónica, un grupo de nobles y sus sirvientes se refugian en una mansión opulenta con la esperanza de escapar del caos y la enfermedad que asola el país. Creyendo que la lujosa residencia les proporcionará la seguridad necesaria, se asientan en este elegante refugio, alejados del sufrimiento y la desesperación que dominan las calles exteriores. Sin embargo, la aparente seguridad de la mansión pronto se ve empañada por un creciente sentido de desorden y conflicto. Lo que parecía un escape ideal se convierte en un caldo de cultivo para tensiones y rivalidades. La convivencia forzada entre los nobles y sus sirvientes comienza a desmoronar las barreras sociales, sacando a la luz las fricciones y los resentimientos latentes. La lucha por el poder y el control, junto con la creciente paranoia sobre la peste, intensifica el caos interno. A medida que el miedo a la enfermedad se apodera de los habitantes, la mansión, una vez símbolo de lujo y seguridad, se transforma en un microcosmos de decadencia y desesperación. La convivencia se vuelve cada vez más insostenible, y la esperanza de un refugio seguro se desvanece mientras las tensiones entre los residentes se disparan. Los intentos por mantener una apariencia de normalidad y control se ven frustrados por la creciente desesperación y el caos que predomina.
En la Italia del siglo XIV, durante el devastador brote de peste bubónica, un grupo de nobles y sus sirvientes se refugian en una mansión opulenta con la esperanza de escapar del caos y la enfermedad que asola el país. Creyendo que la lujosa residencia les proporcionará la seguridad necesaria, se asientan en este elegante refugio, alejados del sufrimiento y la desesperación que dominan las calles exteriores.
Sin embargo, la aparente seguridad de la mansión pronto se ve empañada por un creciente sentido de desorden y conflicto. Lo que parecía un escape ideal se convierte en un caldo de cultivo para tensiones y rivalidades. La convivencia forzada entre los nobles y sus sirvientes comienza a desmoronar las barreras sociales, sacando a la luz las fricciones y los resentimientos latentes. La lucha por el poder y el control, junto con la creciente paranoia sobre la peste, intensifica el caos interno.
A medida que el miedo a la enfermedad se apodera de los habitantes, la mansión, una vez símbolo de lujo y seguridad, se transforma en un microcosmos de decadencia y desesperación. La convivencia se vuelve cada vez más insostenible, y la esperanza de un refugio seguro se desvanece mientras las tensiones entre los residentes se disparan. Los intentos por mantener una apariencia de normalidad y control se ven frustrados por la creciente desesperación y el caos que predomina.